Un
ángel juguetea en el ramaje del árbol. 
Es
tan grande el abismo, 
y
tan silencioso el techo del mundo, 
que
nos abraza la pesadumbre, 
y
bebemos aguardiente,
                                                    y lloramos, 
porque
no entendemos 
cómo
Dios juega con sus dedos de piedra 
entre
las hojas del álamo.
                         (Del libro,Memorial del árbol,213)
 
1 comentario:
Certeros versos por aquí.
Nos leemos.
Saludos.
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